La maratonista uruguaya Julia Paternain, que conquistó una histórica medalla de bronce en la maratón del Mundial de atletismo Tokio 2025 el pasado sábado, corrió los 42.195 kilómetros con una vincha especial que ha sido utilizada por muchos corredores en el torneó nipón.
La atleta Julia Paternain cruzó la meta del estadio Nacional de Tokio sin levantar los brazos ni esbozar una sonrisa. Su rostro mostraba una mezcla de agotamiento y desconcierto cuando uno de los oficiales se acercó a comunicarle una noticia que todavía no comprendía: había conseguido la medalla de bronce en la maratón femenina del Mundial de Atletismo 2025, la primera presea de la historia para Uruguay en un campeonato mundial de esta disciplina.
El estadio Olímpico de Tokio, testigo de innumerables gestas deportivas, fue el escenario de una de las sorpresas más gratas del Campeonato Mundial de Atletismo 2023. Julia Paternain, una maratonista uruguaya de 25 años, cruzó la meta con un tiempo de 2:27:23 en una escena de absoluta incredulidad. La quietud que encontró al entrar al recinto, lejos del bullicio habitual de una meta de maratón, fue la primera pista de que algo extraordinario había sucedido: solo dos corredoras habían terminado antes que ella.
Tras unos segundos de confusión, la realidad se impuso. Paternain, en apenas su segunda maratón, había conseguido la medalla de bronce. Ante ella solo finalizaron la keniana Peres Jepchirchir (oro con 2:24:43) y la etíope Tigst Assefa (plata con 2:24:45). Su podio no solo es un éxito personal, sino un logro histórico para su nación: es la primera medalla que Uruguay gana en cualquier edición de un Campeonato Mundial de Atletismo.
Una carrera táctica y un final inesperado
El maratón femenino se desarrolló bajo condiciones de alta temperatura y humedad, factores que siempre añaden una capa extra de dificultad a la prueba reina del atletismo. Un grupo compacto de favoritas, incluidas las eventuales campeonas, marcó un ritmo fuerte desde el inicio. Paternain, por su parte, ejecutó una carrera inteligente y conservadora, manteniéndose en puestos de podio pero fuera del foco de atención principal.
La clave de la prueba se definió en los últimos diez kilómetros. El ritmo impuesto por las africanas quebró a muchas de las aspirantes. Mientras Jepchirchir y Assefa forcejeaban por el oro al frente, Paternain mantuvo una regularidad encomiable. Sin dejarse llevar por los cambios de ritmo iniciales, mantuvo su cadencia y avanzó posiciones de manera metódica a medida que otras rivales sucumbían al desgaste. Su gestión de esfuerzo fue perfecta, demostrando una madurez inusual para una corredora tan novata en la distancia.
La sorpresa en la meta del Estadio Olímpico
El momento más viral de la hazaña no fue la ruptura definitiva, sino la llegada al estadio. Al tomar la última curva y enfilar la recta final, Paternain se encontró con una pista casi vacía. La ausencia del clamor habitual y de un gran número de competidoras ya terminadas la desconcertó.
Las cámaras captaron su rostro de perplejidad, mirando a su alrededor buscando una señal que confirmara su posición. La soledad en la meta era la prueba irrefutable de su éxito: había conseguido colarse entre las mejores fondistas del mundo. Su reacción, una mezcla de agotamiento, incredulidad y pura felicidad, dio la vuelta al mundo instantáneamente a través de las redes sociales.
¿Quién es Julia Paternain? Una historia de raíces multiculturales
La biografía de la nueva medallista mundial es tan singular como su logro. Julia Paternain nació hace 25 años en León, Guanajuato, México. Sin embargo, sus padres son de nacionalidad uruguaya. La familia se trasladó Reino Unido cuando ella era muy pequeña, donde se crió y se formó académica y deportivamente.
Fue en el sistema británico donde descubrió su vocación por el atletismo. Comenzó compitiendo en pista, especializándose en pruebas de 3,000 y 5,000 metros. Su talento la llevó posteriormente a recibir una beca para competir y estudiar en Estados Unidos, donde pulió su técnica y resistencia. A pesar de haberse formado en dos potencias atléticas como Gran Bretaña y EE. UU., siempre tuvo claro que quería representar a Uruguay, la tierra de sus ancestros, por la que siente un profundo arraigo cultural y familiar.
Su transición hacia la larga distancia es muy reciente. A principios de 2024 decidió dar el salto al medio maratón y, poco después, al maratón completo. El Mundial de Tokio fue solo su segunda carrera sobre la distancia de 42.195 km, un dato que convierte su medalla de bronce en una hazaña aún más reseñable. Su debut había sido unos meses antes, con un tiempo prometedor que no hacía presagiar, sin embargo, un éxito de esta magnitud tan inmediato.
